El Olympique de Marsella soñaba con dar la campanada y vencer 3-0 (o más) al Real Madrid, pero este año el equipo blanco no tiene un presidente como Ramón Calderón, que se le iba la fuerza por la boca, y el Real Madrid venció 1-3.
Cristiano Ronaldo fue el autor de dos de los tres goles, liderando el triunfo en tierras francesas. Y eso que el Olympique de Marsella salió en trompa, pero en el minuto 5 Van der Vaart, titular y que ha cuajado un gran partido, recibió una falta de la defensa francesa y Cristiano Ronaldo dio sus cinco típicos pasos para atrás y enchufó un balón que si bien no iba a la escuadra, fue difícil de atajar. Y más si contamos con algo de colaboración del portero que tuvo manos de mantequilla.
Con 1-0 en el marcador, el control del juego volvió a ser del Olympique, que consiguió empatar por medio de Lucho González en mitad de un ajetreo de esos que se forman a veces en el área. El Real Madrid tuvo su propio ajetreo pero no supo definir, después de que Ronaldo estrellara un balón en el poste.
Con mucho respeto por parte de los dos equipos y un Marcelo cometiendo errores en los momentos clave, el partido no se volvió más entretenido que lo que habíamos estado viendo. Fue un partido táctico, de posición, de respeto hacia el rival, y Raúl Albiol, en un rechace en un saque de esquina, introdujo el balón en la portería contraria mientras Fernando Morientes y Raúl comentaban anécdotas de su pasado común calentando en la banda. Ambos salieron, pero no tuvieron oportunidad de hacer nada. Me hubiera gustado ver a Morientes marcar un gol.
A poco tiempo del final, un buen pase de Lass a Cristiano Ronaldo dejó al portugués entre un defensa y el portero. El defensa le empujó, cayó, el balón salió rodando, y Cristiano se levantó y disparó a la vez que se daba media vuelta para anotar el tercero para el Real Madrid y consolidar así el liderato del grupo, lo que le asegura la vuelta en casa y un rival más asequible en octavos.
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