Si nos remontamos a muchos años atrás, y pensamos en los primeros Mundiales donde los jugadores solo viajaban por el placer de competir contra otros países, y por el amor al fútbol, estas situaciones eran seguramente impensadas.
El poco amor propio y el nulo respeto a la afición caracterizan a una Selección de Francia que bien podía llegar a más, pero que está repitiendo la magra participación que logró en el Mundial 2002, aunque no por cuestiones futbolísticas.
Digno de un escándalo del mundo del espectáctulo, las peleas entre Domenech y sus dirigidos opacan lo que pudo haber sido un muy buen Mundial del conjunto galo, y añaden otra oscura página de una trágica historia que comenzó con Sidney Gouvou y Franck Ribery.
Las peleas entre el entrenador Raymond Domenech y el delantero Nicolás Anelka se remontan a unos meses atrás, luego de que haya sido desafectado de las convocatorias y luego, muy a pesar del técnico, tuvo que ser llamado nuevamente luego de que se le pidieran disculpas.
Estos cortocircuitos siguen repercutiendo en las situaciones actuales, logrando que, tal como se puede apreciar en la fotografía, el propio Anelka abandona Sudáfrica, no sin antes haber insultado duramente al entrenador.
Por si esto fuera poco, muchos jugadores sugerían la posibilidad de no presentarse al último partido de la Seleccion Francesa en el mundial, algo que incluso podría significar el primer abandono de los mundiales, cediendo los puntos a su rival.
Una verdadera verguenza para el fútbol y para la historia de los mundiales.