Hoy es un día de clásicos (o derbis, como gusten) pero no de aquellos fomentados por la rivalidad entre aficionados, sino por «competir» en una ciudad determinada.
La primera del día ha sido llevada a cabo entre dos pesos pesados de la historia de la Premier League, nada más y nada menos que el Manchester United y el Manchester City, un eterno duelo que creció en las epocas de Bobby Charlton, Denis Law y George Best (el tridente ofensivo de los Red Devils en el año 1968), enfrentándose al imbatible Joe Corrigan, el artillero Francis Lee y el eterno Colin Bell (jugadores históricos del Manchester City)
Hoy día, este duelo tuvo supremacía en la astucia del aguerrido Carlos Tevez y la regularidad del incansable Wayne Rooney, dos jugadores con características de juego similares y los ejes conductores de cada equipo.
Por el otro, Roberto Mancini buscaba que Bellamy y Tevez se conviertan en un problema para el United, pero todo parecía muy cerrado.
Con solo dos remates al arco por parte de cada equipo (uno de ellos, un disparo muy certero de Tevez que el arquero Van Der Saar logró desviar con dificultad) este partido parecía terminar en cero.
Pero en el minuto 92, a 20 segundos del final del encuentro por el árbitro, un centro de Evra logró hallar al histórico Paul Scholes, que con un testazo logró enviar el balón junto a un palo y dejar al Manchester United con el duelo de la ciudad.
La mayor alegría llegó unos minutos más tarde, con la derrota del Chelsea frente al Tottenham Hotspur (por 2 a 1, con un penal muy dudoso sancionado a John Terry) que deja a los Red Devils a un punto de la punta, muy cerca del campeonato.
Para finalizar, una «curiosa» postal de lo que fue el festejo entre Gary Neville y Paul Scholes:
