El Manchester United consiguió anoche su tercera Champions League tras derrotar a sus compatriotas del Chelsea en la tanda de penalties. Es la tercera copa que los de Manchester consiguen.
Abramovich no pudo conseguir el título de campeón de la Champions League tras conseguir llevar al Chelsea en siete años de fichajes a golpe de talonario. Y no porque no se lo mereciera, porque en el cesped del estrecho campo de Moscú cualquier equipo podría haber ganado la copa y habría sido igual de justo.
Con un juego eléctrico del que gusta al aficionado al fútbol, de ese que vemos en la Premier jornada sí jornada también y que ha llevado a esta Liga a desbancar a la LFP como mejor del mundo, el Manchester United se adelantó en el marcador por mediación de Cristiano Ronaldo que entablaba así su coronación como héroe europeo justo antes de la Eurocopa y en pleno rumoreo de un posible fichaje por el Real Madrid.
Pero justo antes del descanso, Lampard colocó el 1-1 en el marcador ruso y los equipos se iban al descanso como habían llegado. En una segunda parte dominada en su mayor parte por el Chelsea, Drogba tiró un balón al palo, que no sería el único de la final.
Llegó la prórroga y el ritmo frenético seguía porque a estos ingleses el juego cansado no les va. Luego no se clasifican para la Eurocopa, pero da igual, la hegemonía británica en Europa en cuanto a clubes se refiere es, hoy por hoy, indiscutible. En la segunda parte de la prórroga, ya con el partido en un estado más pausado y con algún calambre que otro de por medio, el Manchester imprimió ritmo durante dos minutos que metió el miedo en el cuerpo a todo londinense que estaba sobre el campo. Fue tal el ritmo que tres o cuatro jugadores del Chelsea sufrieron calambres simultáneos, en plan dolores solidarios, y se formó una pequeña tangana con el delanterio del Manchester Tévez como protagonista. Lo que tuvo que ser una tontería se transformó en algo un poco más grande, aunque no llegó a nada, en la que todo jugador sobre el campo fue a ver que pasaba.
Drogba, que pasaba por allí, soltó un bofetón a un jugador del Manchester y fue expulsado. Lógico. Un comentarista de Antena 3 decía que había sido excesivo tal y como estaba el partido. Seguro que el hombre va pregonando el Fair Play a diestro y siniestro después. Pues no, si es bofetón es bofetón y el jugador a la calle, que no está en un partido de barrio. Expulsión justa.
Y llegó la tanda de los penalties, donde Cech se puso a su rollo a pasear por el campo premoniciendo la que le iba a venir con toda la grada del Manchester detrás. Los jugadores, como sucede en estos casos, estaban abrazados en el campo. Todo marchaba bien para ambos equipos cuando Cristiano Ronaldo entró en escena y tiró uno de esos penalties que te hace pensar: «¿en qué estabas pensando?». El tío se paró antes de lanzar el penalty. No, no fue una paradinha, se paró en seco, y dos segundos después tiró al centro. Resultado, parada de Cech.
La tanda de penalties prosiguió con goles de ambos equipos hasta que el capitán del Chelsea, un majete Terry, dispuso del tiro que colocaría el 5-4 en el marcador, con tan mala fortuna que en el momento de lanzar resbaló (estuvo diluviando) y el balón dio al palo y salió fuera. Injusticia durísima para el capitán del Chelsea. Van Der Sar, que lleva jugando la tira de años, se levantó eufórico desde la otra punta de la portería celebrando el fallo del rival. Después pararía el penalty final y el Manchester United, con Cristiano llorando como una magdalena desde que falló su penalty, se convertía en nuevo campeón de la Champions League.
Originally posted 2008-05-22 18:05:10.