Se acabó la Eurocopa para Turquía. Bueno, aun no, que queda el partido por el tercer puesto, pero se acabó su lucha por el trofeo. Alemania le ganó 2-3.
El partido prometía. Cualquier otro conjunto con medio equipo lesionado o sancionado hubiera resultado una presa fácil para el contrario, pero no Turquía. Los otomanos ya habían demostrado su fuerza y su garra en los partidos previos. Y la siguió demostrando cuando se adelantó en el marcador en una buena jugada culminada por Ugur Boral con la ayuda desinteresada de Lehmann. El sueño turco se ponía de cara, aunque alguno pensaba: «si este equipo siempre empieza perdiendo para remontar, ahora que van ganando va a perder». Nada más lejos de la realidad.
A los pocos minutos, Alemania, que había sido dominada en los primeros compases por ‘La Pasión Turca’, se recompuso y el del nombre impronunciable (Schweinsteiger) empató el partido en una buena culminación a pase de Podolsky, que fue lo único que hizo prácticamente en todo el encuentro.
En la segunda parte se notó el cansancio de Turquía y Alemania, sin hacer un fútbol brillante, dominó el encuentro. Sin embargo, el premio tardó en llegar. Klose se aprovechó del malo de Rustu, que salió a por uvas en el peor momento, y adelantó a los suyos con un gol de cabeza. Yo no sé que pretendía hacer Rustu. Ni yo, ni nadie.
¿Y se creían que ahí iba a acabar la cosa? ¿Qué pasa, que no conocen a la Turquía de esta Eurocopa? En una magnífica jugada turca, con un autopase que dejó a Lahm buscando su cintura, Semith remató a la perfección, dejando a Lehmann con el aire entre las manos. Turquía lo volvía a lograr. A falta de cinco minutos empataba el partido.
Poco les duró la alegría, porque en la mejor jugada de la noche, Lahm sentenció para Alemania. Un jugador de Turquía estaba lesionado por el suelo, pero era imposible que los alemanes se dieran cuenta de ello. Al final, Turquía tuvo una falta alborde del área que desaprovechó.
Alemania nos espera en la final.
Imagen: Marca.com