Al fin Inglaterra consiguió su Mundial. Los considerados «padres del fútbol» estaban dispuestos a ganarlo… fuera como fuera. y así fue desde el primer minuto de aquel Mundial. El gran rival, Brasil, fue el gran perjudicado pues se vio perseguida no sólo por los arbitrajes, sino también por la gran dureza de sus rivales.
El Mundial de Inglaterra ya había comenzado con el boicot de los países africanos, que se negaron a jugar cuando se supo que el campeón de África tenía que ir a la repesca con el campeón de Asia/Oceanía.
En el grupo 1, los anfitriones, Inglaterra, se vio las caras con Uruguay, muy venida a menos en ls últimos años, Francia y México. No lo tuvieron fácil los locales, que en el primer partido del campeonato tuvieron enfrente a un portero de talla mundial, Mazurkiewicz, quien mantuvo a 0 su portería todo el partido. Fue el primer y único tropiezo que se permitió a los ingleses… de eso ya se encargaron los árbitros. El portero uruguayo fue el gran artífice de que sorprendentemente, los uruguayos fueran quienes acompañaran a los ingleses a los cuartos de final.
En el grupo 2, Alemania Federal, Argentina, España y Suiza serían los contendientes. Alemania era la otra gran favorita alemana y no tuvo ningún problema para colocarse en la siguiente ronda. España debió haberla aocmpañada, pero Argentina dio la misma sorpresa que Uruguay, y a pesar de sus problemas ocn el seleccionador, se plantó en los cuartos.
El grupo 3 era el de la «muerte», adonde expresamente habían mandado en el sorteo a Brasil. Sus rivales serían Hungría, Portugal (que acudía muy fuerte a su primer Mundial) y Bulgaria. Desde el primer momento estuvo claro que todo estaba en contra de los cariocas. Venían de ganar dos Mundiales consecutivos: Suecia 58 y Chile 62, y había que eliminarlos. Los arbitrajes fueron nefastos y curiosamente siempre le tocaron árbitros ingleses. Pero además fueron acosados a faltas casi rayanas a la violencia. En una de ellas, escalofriantes, Portugal dejó fuera de combate a Pelé para todo el campeonato. Y los húngaros no le fueron a la zaga. Finalmente, consiguieron su propósito, y Brasil fue eliminada en primera ronda. Portugal, con Eusebio, la pantera negra, y un fútbol sorprendente alcanzaron los cuartos.
El grupo 4 alojó al otro favorito, Italia, que se enfrentaba a Chile, URSS y Corea del Norte. Y sin duda, fue la gran campanada del campeonato de Inglaterra 66. Los débiles coreanos fueron capaces de derrotar por 1-0 a Italia que ya no pudo levantar cabeza y fue elminada en primera ronda. URSS y Corea del Norte fueron los clasificados.
Los cuartos de final comenzaron con dos enfrentamientos entre europeos y americanos que se vieron claramente afectados por los arbitrajes. El escándalo fue mayúsculo, pero sea como fuere, Inglaterra se deshizo de Argentina (a la que se expulsó un jugador nada más empezar porque según el árbitro el futbolista argentino lo miró mal) por 1-0, mientras Alemania Federal se quitó de enmedio a Uruguay por un contundente 4-0.
En los otros cuartos, URSS venció a Hungría 2-1, mientras que Portugal tuvo que remontar un 3-0 sorpresivo en contra para derrotar finalmente a Corea del Norte por 5-3 con Eusebio dando una exhibición de buen fútbol.
En semifinales, los dos finalistas, Inglaterra y Alemania vencieron por idéntico resultado: 2-1. Inglaterra venció a Portugal, mientras Alemania, la Alemania donde un joven defensa deslumbró al mundo, Beckenbauer, hizo lo propio con la URSS de Yashin y Boronin.
El gol fantasma de Inglaterra 66
El 30 de junio de 1966 fue el día de una de las finales de un Mundial más indignante que puedan recordarse. De aquella final aún se recuerda con el marcador empatado a 2, y en la prórroga, un balón que jamás llegó a entrar (hoy todos lo reconocen claramente) pero que el árbitro dio por válido. Con 3-2 ya en el marcador, y con el tiempo cumplido, el público saltó al terreno de juego, y con el público dentro del campo, Inglaterra consiguió el 4-2 definitivo que también el árbitro dio por válido.
Estaba claro. Inglaterra había de ser campeona.
Foto 1: castillejadelacuesta
Foto 2: El Mundo