Talonarios y nuevos ricos. ¿Necesita el fútbol un cambio?

Real Madrid, Chelsea y Manchester City son los tres clubes que han adoptado más fríamente la medida del talonario. Fijar un objetivo, y adquirirlo a base de millones. ¿Necesita el fútbol un cambio de normas para impedirlo?

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Aquí se chocan dos trenes, dos titanes. Uno es el fútbol como deporte, y otro el fútbol como espectáculo y negocio. Y cada vez los caminos se irán separando más y más, a no ser que se opte por medidas como las aplicadas en Estados Unidos.

La eterna historia de los países ricos y los países pobres se irá viendo cada vez más en el mundo del fútbol, porque los socios, los aficionados y los propios presidentes no quieren esperar a ver cómo los frutos de su cantera sacan a relucir sus pasiones, sus colores, para cumplir su sueño con el equipo de toda la vida. Arriesgarse a formar jugadores ya no es rentable. Es más sencillo adquirirlos cuando ya están en el apogeo de su carrera, cuando el fichaje de un jugador se convierte en una inversión monetaria. ¿Está condenado el fútbol a desaparecer como motor de pasiones? ¿De que vale que tu equipo de toda la vida gane la Champions League si lo hace con 20 jugadores de los cuales 18 no han sido críados en las calles de la ciudad que representan?

Representantes de clubes importantes de Europa, como el Manchester United o el Arsenal, han criticado la política de fichajes de Florentino Pérez, que ataca cruelmente al sentido común deportivo, pero sin duda aúna todavía más el tándem fútbol-negocio. Sin uno, no hay otro. El público se ha convertido en el juez de todo este embrollo. Desde hace unos años (unos cuantos ya), el ser aficionado acérrimo de un club de fútbol se convirtió en algo que, pese a lo lleno de los estadios, pocos se pueden permitir, a no ser que sacrifiques otras cosas de tu vida. Las camisetas, las entradas, y en definitiva, todo el merchandising de los clubes convierte a los protagonistas en ídolos, en dioses en la Tierra. Nunca he criticado que un jugador cobre lo que cobre, ya que sin duda es dinero que ellos mismos generan, y nosotros somos los culpables. Es cierto que el que desarrolle la cura contra el cáncer ni de lejos va a cobrar lo que Cristiano Ronaldo en una temporada, pero esta es la sociedad en la que vivimos. Todo se mueve por lo que, redundantemente, muevas tú.

Cuando un jugador es fichado por un grande, siempre es su sueño, aunque venga de otro grande. Es parte de la representación. Y nada va a cambiar. El fútbol es un trabajo, y lo seguirá siendo. Los valores deportivos nunca desaparecerán del todo, pero sin duda somos nosotros los que hemos conseguido que estos nuevos ricos, estos deportistas de talonario, se hayan convertido en los reyes del cotarro.

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