3-5. Así como suena. Un auténtico recital de fútbol y goles el que dio el Sevilla en el Bernabeú frente al Real Madrid al que endosó una manita. El Sevilla sigue engrandeciendo su historia con un nuevo título, el quinto en quince meses.
Si en la ida de esta Supercopa de España ya había derrotado en el Sánchez Pizjuán al Madrid por 1-0, ahora le tocaba defender su ventaja de un gol frente al equipo campeón de liga. Y no sólo la defendió, sino que desde el principio respondió con un juego sereno y sobrio, demostrando su superioridad ante un equipo que de momento en pretemporada acumula ya su quinta derrota y da muestras de una inquietante inadaptación.
El partido comenzó con un gol de Sevilla que se adelantó en el marcador y puso más tierra de por medio, pero el debutante Drenthe, de un zapatazo, se encargó de igualar la contienda. Duró poco la esperanza madridista, porque el Sevilla, de la mano de Reanto y Kanouté, los mejores de esta noche, en poco tiempo marcó dos goles más. El italiano Cannavaro acortó las distancias poco antes del final del primer tiempo, para acabar con un 2-3 esperanzador.
Y al poco, fue Sergio Ramos el que consiguió igualar la contienda nuevamente. El Madrid de las grandes gestas volvía a aparecer, pero no fue sino un espejismo, porque de nuevo Renato y Kanouté, se encargarón de hacerle una manita la Madrid, que no la recibía en el Bernabeú desde que el Mallorca de Eto’o lo hiciera años atrás.
El Sevilla se proclamó justo vencedor de esta Supercopa, después de darle un baño de fútbol y goles al Real Madrid, y demostrar que el equipo del Nervión, de la mano de Juande Ramos, sigue creciendo y se le debe considerar, ya, un grande de Europa.