Raúl, ese jugador criticado hasta la saciedad por los llamados antimadridistas, esos que dicen de ser de un equipo cuando simplemente desean el mal del Real Madrid, volvió a dar este domingo muestras de que aún tiene mucho fútbol que ofrecer.
Suyo fue el mérito de que el Real Madrid pueda todavía soñar, a falta de cinco partidos para concluir el campeonato, con poder ganar la Liga, esperando a cuatro puntos la visita del eterno rival, que no es otro que un equipo mágico, superior, inalcanzable, que tiene todas las papeletas para ganar la Liga, pero que quien sabe si finalmente la ganará. Si tuviera que apostar hoy, sin duda diría que el FC Barcelona ganará la Liga, pero el fútbol da tantas vueltas que nunca se sabe lo que puede pasar.
Esta tarde Raúl, el desterrado de la selección en detrimento de otros jugadores mejores (fuera de toda duda) como Sergio García, autor de cuatro goles en Liga de un equipo que descendió, se marcó un hat-trick para rubricar su presencia ante quienes nunca hemos dudado de que es uno de los mejores, si no el mejor, jugador de la historia de España. Y sé que este post se llenará de comentarios contra mi opinión, pero también sé que muchos opinan igual que yo.
Siempre se le critica el arte de sus goles, que infinidad de veces ha quedado plasmado como un toque sútil en el último momento para desviar el balón. Que si siempre mete el gol de churro, que si eso no tiene mérito, etc. Si es tan fácil hacer eso, ¿por qué no lo hace nadie más? Desde que debutó hace ya 14 años, en la temporada 1994/95, Raúl ha anotado con el Real Madrid 316 goles, más que nadie en la historia blanca, además de 44 con la selección, también máximo anotador. Y son 15 temporadas ya como profesional. Dudo mucho que muchos jugadores puedan mantener ese nivel durante tanto tiempo. Y lo que le queda, señores, porque lo de este chico no es normal.
Y es que en España tenemos un problema, y es criticar siempre a los nuestros. Siempre vanagloriamos a los jugadores extranjeros, pero a los nuestros se les critica, se les insulta y se les quita el apoyo. Prueba de ello es el pobre porcentaje de jugadores autóctonos en los grandes equipos, en especial del Real Madrid y del FC Barcelona. ¿Acaso el fichaje de Faubert era necesario? Claro que no.
Imagen | Wikipedia