Y por fin terminó esta insufrible tortura llamada Vuelta Ciclista a España. Venció el ruso Dennis Menchov (Rabobank), como era de esperar desde hace casi dos semanas. Es decir, desde la contrarreloj de Zaragoza, 50 kilómetros, toma ya, y encima en autovía, para facilitar aún más las cosas a los especialistas en este tipo de pruebas. A partir de ahí, crónica de una victoria anunciada.
Podría haber terminado la Vuelta en ese momento y no hubiera variado casi nada. Señores de la organización: háganselo mirar, por favor. No es posible que una vuelta de tres semanas esté sentenciada al finalizar la primera. Sí, claro, si el recorrido hubiera sido más exigente, los sprinters de relumbrón no hubieran venido a correrla pero, a cambio, nos encontramos con una dosis de espectáculo similar a la que produciría un Mundial de Ajedrez comentado por José María Carrascal (qué mayor me acabo de sentir… ¿queda alguien que se acuerde de Carrascal?).
O sea, como el ciclismo goza de muy buena salud, nos podemos permitir este tipo de lujos. Pues no, queridos míos. Si el recorrido de la Vuelta a España sigue en la misma línea y, sobre todo, en las mismas fechas, a esta competición, antaño ilustre, le queda menos tiempo de vida que a un helado en mitad del desierto.
En materia estrictamente deportiva hay que destacar que no ha habido ningún caso de positivo por dopaje en esta edición. Lamentablemente, el dopaje entra dentro de lo “estrictamente deportivo” cuando hablamos de ciclismo.
Como nota curiosa, en la etapa de ayer, que venció el italiano Daniele Benatti (Lampre) al sprint, se eliminó una vuelta del recorrido madrileño debido al bajo ritmo de carrera que llevaba el grupo. Se agradece, la verdad. 6 kilómetros más de tedio hubieran sido excesivos.
Completaron el podio de la 62ª edición de esta Vuelta a España, Carlos Sastre (CSC), segundo y Samuel Sánchez (Euskaltel), tercero.
Imagen: Diario Marca
Originally posted 2007-09-24 18:00:34.