Es muy complicado encontrar en la historia del fútbol a grandes jugadores que sean también grandes entrenadores. No me refiero a buenos jugadores sino que a grandes, estrellas, figuras…
Se me ocurre el caso de Alfredo Di Stéfano que al Madrid le dio todas las alegrías que le dio y desde el banquillo logró salir campeón con los dos más famosos de su país: Boca y River. Johann Cruyff -haciendo enorme al Barcelona en los ’70 en la grama y en los ’90 desde afuera de ella-, Franz Beckenbauer -campeón del Mundial ’74 y del ’90 en las dos funciones- y no más que eso. Platini y Maradona han tenido experiencias erráticas en sus selecciones y otro grandes como Pelé nunca se arriesgó al oficio más peligroso del balompié. Entre los astros que aún no encuentran su rumbo como DT está Lothar Matthäus.
Justamente este exquisito futbolista que supo ser organizador de la Alemania campeona en Italia, cerebro del Inter de los ’80 y hasta eje defensivo del Bayern Munich de mediados de la década del ’90, celebró un contrato para hacerse cargo de la selección de Bulgaria. Allí, el hombre que más partidos en mundiales ha disputado en los 80 años de historia de esa competición y que fuera el primer Jugador Mundial de la FIFA en 1991 deberá intentar clasificar a la Euro 2012 a un equipo que nunca pudo tener el rendimiento que le dieron grandes hombres como Hristo Stoichkov, Krassimir Balakov, Luboslav Penev y Emil Kostadinov.
¿Por qué digo que Lothar aún no logra hacer como entrenador ni siquiera una pizca de lo que fue como futbolista? Su trayectoria lo dice todo: Rapid de Viena con resultados mediocres, Partizan de Belgrado con una discreta actuación en UEFA Champions League -en la que eliminó al Newcastle inglés en tercera ronda de fase clasificatoria- y un paso errático por la seleccción de Hungría con la que no llegó a Alemania 2006. Lo mejor fue lograr ganar una liga de Austria en el Red Bull Salzburg con Giovanni Trapattoni de director deportivo.
También registra varios pasos de comedia su carrera en el banquillo… Siete partidos en el Atlético Paranaense de Brasil con quien rescindió por problemas familiares, un corto ciclo en el Maccabi Netanya de Israel que se acabó por problemas económicos y finalmente un acuerdo que nunca concretó con el Racing Club de Avellaneda pese a que en esa entidad habían anunciado su vínculo con el club.
En suma, Lothar Matthäus deberá a los 49 años reinventarse y demostrar en Bulgaria que es más que un ex futbolista sino que un actual entrenador.