Mañana, si nadie lo impide (crucemos los dedos), Aragonés y sus secuaces nos ofrecerán una nueva muestra de esa tortura a la que llaman fútbol. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice un amigo mío: la fase de clasificación para la Eurocopa es muy larga y hay un montón de selecciones que no tienen el nivel necesario. Debería haber dos grupos. Uno, el de las selecciones que irían por invitación, las mejores. Otro, el de las que se tendrían que ganar ese derecho.
España, por supuesto, estaría en el segundo por indiscutibles méritos propios.
Jugando una fase de clasificación contra selecciones de nuestro nivel real, San Marino, Luxemburgo, Andorra y compañía, España podría competir de tú a tú, sin complejos de inferioridad como nos sucede con selecciones de nivel superior como Islandia o Irlanda.
Así, con la moral por las nubes después de haber conseguido esa supuesta clasificación (también por los pelos, por supuesto, que el fútbol de las Islas Feroe ha subido mucho en los últimos años), España podría sacar pecho y presentar su candidatura de una vez por todas. Con pasar a la segunda ronda del campeonato a mí ya me valdría.
Pero claro, la realidad es la que es y, al final, aunque nos hayamos clasificado de manera pírrica, nos venderán la moto de que vamos a ganar la Eurocopa de calle, prácticamente sin bajarnos del autobús. Igual que el anterior Mundial. Y que la anterior Eurocopa. Igual que todos los anteriores.
Pues lo siento mucho pero esta moto no la pienso comprar. Primero, porque ya tengo muchas. Y segundo, porque es una moto que no anda. Ni poniéndole velas a todos los santos del cielo.
Imagen: Diario Marca