Hoy es un día muy triste para todos los que conformamos Blogsfarm. En especial, para todos los que escribimos desde Madrid y Canarias, y sentimos muy de cerca lo ocurrido durante la jornada de ayer.
Ayer, miércoles 20 de agosto, el vuelo JK-5022 de la compañía Spanair con destino Madrid-Las Palmas de Gran Canaria (concretamente un avión MD-82) se estrellaba en un arroyo de la T4 de Barajas (Madrid, España), dejando tras de sí un total de 153 muertos, y 19 heridos.
En él, iban un total de 172 personas, 162 pasajeros y 10 tripulantes, entre ellos muchos niños y 2 bebés.
Hoy el cielo de Gran Canaria se ha teñido de un color blanco extraño; blanco por la luz de todas aquellas personas que en el día de ayer marcharon envueltas en nubes de dolor y rabia.
Dolor, porque nadie puede soportar jamás una tragedia así. Rabia, porque nadie puede entender por qué un avión que había tenido problemas apenas unos minutos antes, despegó rumbo a una muerte que nadie esperaba.
Pero hoy es un día extraño, doloroso, triste, amargo. Hoy sentimos la tragedia muy cerca, y nos sentimos cerca de las víctimas y de todos sus familiares. Muchos, vecinos de Gran Canaria; de una isla que se ha teñido de luto, y que llora al ver cómo 153 pasajeros se marcharon sin tener la oportunidad de despedirse.
Hoy, también, es un día de crítica; de una crítica salvaje, desaforada, hacia el Comite Olímpico Internacional. Un Comite Olímpico que parece estar más bien formado por animales salvajes sin corazón ni alma, que por personas.
Porque no son personas aquellos que deniegan el derecho al luto, el respeto hacia las víctimas, e impiden que la bandera española en los Juegos Olímpicos de Pekín ondee a media asta, y que nuestros deportistas jueguen con un crespón negro.
Pero, ¿qué esperar de un Comité que permite unos juegos olímpicos en un país donde no existe ni democracia ni libertad de expresión? ¿en un país donde la censura está a la orden del día? ¿que apresó a miles de monjes tibetanos que simplemente exigían sus derechos? ¿que miente al mundo entero en una ceremonia de inauguración con montajes, imágenes trucadas, y momentos grabados en diferido?
¿Qué esperar de un Comité que permite que Dinamarca gane con un barco que no es el suyo, que las chinas no tengan la edad mínima exigida, que una atleta musulmana participe tapada hasta las orejas? Eso sí, ¿verdad?
Hoy es un día muy triste, y el COI no me merece el más mínimo respeto. Y es que desconozco qué pasará realmente, pero este que esto escribe, al menos desde estos precisos momentos, dejará de ver los Juegos Olímpicos más sucios de la Historia.