El 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca de México D.F., 115.000 personas se dieron cita para presenciar los cuartos de final del Mundial de México, entre las selecciones de Argentina e Inglaterra. En el aire se respiraba aún la rivalidad existente entre ingleses y argentinos por la Guerra de las Malvinas, ocurrida poco años antes.
Bobby Robson entrenaba a una selección inglesa que lideraba Gary Lineker, que acabó como máximo goleador del campenato de ese año, mientras que Carlos Bilardo era el seleccionador argentino de una selección plagada de estrellas, como Burruchaga o Valdano. Pero de entre los 22 jugadores sobre el terreno de juego, muy por encima de todos, estaba la figura de un jugador de 26 años que en pocos años se había convertido en el mejor jugador de la historia del fútbol argentino y, para muchos, del fútbol mundial: Diego Armando Maradona.
Todas las expectativas de triunfo de Argentina en el Mundial estaban puestas en él. Maradona cumplió; fue su Mundial. Y Argentina acabó como campeona del Mundo.
Corría el minuto 55 de partido. Diego recibió el balón en su propio campo, y sin apenas levantar la cabeza, con el balón siempre pegado a sus pies, dribló hasta a cinco futbolistas ingleses antes de encarar al portero, sortearlo y marcar a puerta vacía. El estadio entero estalló ante tal maravilla. Aregntina se rindió a su ídolo, y por la televisión argentina, Victor Hugo Morales prestó su voz a la narración más famosa de la historia del fútbol.
Este es el video del que ya se ha considerado como el mejor gol de la historia de los Mundiales: el gol de Maradona a Inglaterra en México 86.
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