El FC Barcelona ha concluido la primera vuelta de la fase de grupos de la Champions League sin nada claro, ya que tiene 4 puntos, igual que el Dinamo de Kiev y el Rubin Kazan y sólo uno más que el Inter de Milán. El problema es que de los tres partidos que restan, dos son fuera de casa.
El Rubin Kazan pasaba por ser la cenicienta del grupo, ese equipo que todos ganan y alguno empata, y se va a casa sin jugar ni la UEFA (ahora Liga Europea). Sin embargo, ayer sorprendió a un FC Barcelona con ayuda del árbitro (hoy, todo lo que se quejen, es con razón). ¿Qué pasó ayer? Pues que el Rubin Kazan sorprendió al FC Barcelona a los dos minutos de juego, por medio de Ryazantsev, y ya el equipo catalán perdió el norte y no lo encontró ni cuando Ibrahimovic empató el partido. A mediados de la segunda parte, Karadeniz marcó para los rusos y fin de la historia.
Pep Guardiola dice que no pasa nada, igual que Joan Laporta, pero lo cierto es que ambos tienen que tener la mosca detrás de la oreja por no haber podido despegarse de sus contrincantes en tres partidos. Contrincantes, por otro lado, asequibles, excepto el Inter de Milán. Además, hay una mala noticia, y es la lesión de Moto GP Dani Alvés, que se perderá tres semanas, dejando la banda derecha huérfana.
El 4 de noviembre el FC Barcelona no tiene otra que ganar a los rusos en Siberia, porque, si no es así, la clasificación se le va a poner muy cuesta arriba.
Todo lo contrario que para el Sevilla FC, que sigue demostrando que eso de que en España sólo hay dos equipos es más falso que un billete de siete euros. Tres partidos, tres victorias, la última frente al Stuttgart, el rival más difícil del grupo, por 1-3, para que aprendan. Dos de los goles fueron de Squillaci y el otro de Jesús Navas, y ahora el conjunto alemán tendrá que verselas con quien tiene que verselas, el Unirea Urziceni, un equipo rumano que es el mejor situado para pasar a octavos de final.