El primer encuentro de Cuartos de Final se dio de una manera inesperada, ya que todo parecía indicar que la naranja se habia vuelto mecánica, y las habilidades demostradas en los otros encuentros habían mermado, pero con lucha y constancia las circunstancias cambiaron.
La selección de Brasil comenzó desplegando su Jogo Bonito en su máxima expresión, con Kaká que había recuperado su nivel, combinándose a la perfección con Robinho y haciendo olvidar a Ronaldo y Ronaldinho con el correr de los minutos.
El equipo dirigido por Dunga comenzaba a meterse en Semifinales luego de una holgada victoria ante Chile, abriendo el marcador a los 10 minutos con una potente definición de Robinho y manifestando un control del juego en base a la verticalidad y la velocidad que era reforzada por el rapidísimo Maicon, hasta que sucedió lo peor… Reaccionó Arjen Robben.
De la mano de este atacante del Bayern Munich, y en cominación con el potente Wesley Sneijder (curiosamente, rivales en la final de la UEFA Champions League) se cargaron el equipo al hombro y, tal como si fueran Neeskens y Johnny Rep, comenzaron a atacar incesantemente.
Fue así que llegó el empate, a los 53 minutos de juego, de la mano de Sneijder (con complicidad de Felipe Melo), quien además a los 68 minutos y logró dar vuelta la historia y colocar a la Selección de Holanda en Semifinales.
En tan solo 15 minutos de juego, Brasil pasó de la gloria y el carnaval, a la deshonra y la crítica desmedida. Ahora quedan 4 años de trabajo para poder soñar con la sexta Copa del Mundo, pero en calidad de local.