Cuando uno es considerado el mejor jugador del mundo por muchos medios de la prensa y por aficionados del fútbol, las presiones se incrementan en aquellos partidos de importancia, por ejemplo, cuando se pone en juego el liderazgo de una Clasificación. El argentino nacido en Rosario, del que todos los medios del mundo hablan, es Lionel Messi, quien abrió el marcador a los 18 minutos de juego, con un remate tan fuerte como preciso, luego de que su compañero y socio ideal Andrés Iniesta le deje el balón arrastrando todas las marcas (y por si fuera poco, lo hizo mirando sin mirar, una muestra clara de que un sistema táctico bien logrado puede hacer que un equipo juegue “de memoria”). Sin Víctor Valdés, el conjunto blaugrana tuvo en su lugar a José Manuel Pinto, que no demostró dificultad alguna ante los pocos remates que el hizo el Copenhague, pese a que uno de ellos estuvo muy cerca de igualar el encuentro, estallando en el poste sin encontrar un receptor, sin responsabilidad del portero. Cuando el encuentro parecía terminarse con una ventaja mínima, fue el mismo Lionel Messi quien cerró el encuentro con un segundo gol, cumpliéndose ya el tiempo adicionado de la etapa complementaria,y dejando al Barça como líder del grupo D, con siete puntos, dejando al Copenhagen como escolta con seis puntos respectivamente.