Habían conseguido llegar a la final del Mundial de Brasil 1950, la propia Brasil, España, Uruguay y Suecia.
Brasil y Uruguay
Uruguay había conseguido derrotar a Suecia, y empatar a 2 con españa, mientras que Brasil había derrotado a suecos y españoles. Con estos resultados, se jugó el último partido, el que enfrentaba a Brasil con Uruguay. Un empate les bastaba a los brasileños para ser campeones por primera vez. Y con estas premisas, cariocas y charrúas saltaron a Maracaná.
203.000 personas gritando enfervorizados recibieron a los brasileños. Sólo 100 aficionados uruguayos vitorearon a los suyos. Uruguay, en palabras de sus dirigentes y de los propios jugadores, ya estaban muy contentos de ser subcampeones. Nadie esperaba, ante el infierno que se había levantado a su alrededor salir victoriosos de aquel enorme estadio, más aún, cuando Friaca convirtió el primer gol brasileño. 1-0 ganaba Brasil, y todo Maracaná estalló en un griterío ensordecedor como sólo sabe hacerlo la torcida brasileña. Las celebraciones por el título mundial iban en aumento, y fue entonces cuando surgió la gran figura de Obdulio Varela, capitán uruguayo, quien se encargó de enfriar el partido y al campo.
Con el balón dentro de su puerta por el gol brasileño de Friaca, Varela llegó desde lejos andando parsimoniosamente, entró en la portería, cogió el balón, y con él bajo el brazo, se fue primero al juez de línea, en el mismo ritmo lento, para protestar por un inexistente fuera de juego. Después, sin soltar el balón, siguió a igual ritmo, hasta el centro del campo y se dirigió al árbitro. Fueron varios los minutos que estuvo conversando con el árbitro aún cuando sabía que el gol era legal, pero consiguió que la hinchada que festejaba el gol, se fuera callando a medida que se dirigía a la portería, cogía el balón y luego se iba al centro del campo a habalr con el árbitro. Una vez acabada la charla con el árbitro, se volvió a sus compañeros y les arengó: «ahora sí, vamos a ganar el partido».
gol de Ghiggia
El partido continuó, y al poco, el uruguayo Schiaffino marcó el tanto del empate. Brasil seguía siendo campeona con ese resultado, pero el estadio enmudeció, sobre todo, cuando vieron como los nervios hacían mella en los jugadores brasileños que poco a poco vieron como se dejaban comer el terreno por los uruguayos. Corría el minuto 79 de partido, y Ghiggia cogió el balón, se adentró por una esquina del área, todos esperaron el centro, incluido Barboza, el portero brasileño, y de repente, el uruguayo disparó a puerta por el palo corto. El balón entró en un fallo que nadie jamás volvió a perdonarle a Barboza.
Uruguay se había adelantado 2-1. Poco después finalizó el partido de fútbol quizás más importante y conocido de toda la historia del fútbol mundial: el de la final del Mundial de Brasil 1950; el del Maracanazo. Uruguay se proclamó campeona.